jueves, 18 de octubre de 2007

Gregorio Espinal: poemas

(Madame Bel: Picasso)


Gregorio Espinal. Nació en Santiago de los Caballeros en 1980. En 2006 fue galardonado con el Premio de Poesía Joven Feria del Libro 2006, con su poemario Noctambulario (memorias de una prostituta), que organiza anualmente la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, a través de la Secretaría de Estado de Cultura de la República Dominicana.




Noctambulario
(memorias de una prostituta)

Premio de Poesía Joven Feria del Libro 2006


Maquillaje


Empiezo a despojar de mi rostro el maquillaje
La seda blanquecina que amortaja mis escombros
La máscara que esconde el veneno de la hiedra
La sombra que disfraza los contornos del pecado

Descubro mi faz lentamente en la penumbra
Y surgen los pómulos gastados por el tiempo
Las ojeras cinceladas por las manos del insomnio
Las cuencas cavernosas que endurecieron las lágrimas

Las cejas despobladas desiertas de emociones
Las mejillas tiznadas de tantas noches sin luna
Las pestañas que cayeron con todas las esperanzas
Los labios marchitos que aquietó la soledad.



Ansiedad


Un hombre de barba rala
Hurga el tiempo en mis cabellos
Sus manos tartamudas
Van serpenteando en mis piernas
Espero atenta el momento
En que le hinchen las ansias
En que me embista en vaivenes
Percusionando el delirio
Y me lama y me ensucie
Descolgada del silencio

Un hombre de barba rala
Me desteje con su tacto
Su boca agria me besa
Estrangulando los labios
Espero atenta el momento
En que lo insemine el aire
En que me atraviese el vientre
Y desangre su sexo amargo
Y me muerda y me apuñale
Mientras pierdo la mirada
Un hombre de barba rala
Se detiene en el instante
Mira con ojos de lobo
La presa abierta en el lecho
Como una puerta de carne
Donde vaciar sus fantasmas

Ese hombre que me lastima
Al contacto de su barba
Que se relame en sus ganas
Y no acaba de empezar.




La cama


La cama acoge solidaria mis pedazos
Despojos de nadie masacrados por la noche
Carroña flagelada escurriendo los pecados
Guijarros que se pudren remojándose en la sombra

Acoge mis escombros
El rostro ajado inmerso en la penumbra
Los senos tristes mordidos por el tiempo
Mi vientre infecto de mariposas muertas

Acoge mi espanto
La soledad insomne arañándome la espalda
Las viejas pesadillas rondando la almohada
Mi nombre conjurándose en el ruido del silencio

Acoge mis pedazos
La cama no reniega al contacto con mi cuerpo
El cuerpo que se aferra agonizante a sus respaldos
Temeroso de perderse
Para siempre en el abismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tus poemas son muy bellos han profundizado la senbilidad de la persona en soledad, de la esperanza de encontrarsxe consigo misma, no soy asidua a los poemas pero estos me han conmovido.
Puedo comprerder lo que inspiras aunque no soy dominicana.
Espero que me escribas. JUliane